Muchas son las definiciones de deporte. Esto se debe a que son también muchas las formas de entenderlo y practicarlo. De todas ellas se desprende que el verdadero valor del deporte no puede medirse solo por y para la obtención de la victoria o de un récord. Los deportistas y, sobre todo los jóvenes, no deben perder nunca la espontaneidad, vitalidad y la despreocupación dentro de la aceptación de unas reglas. Por contra, si esta vitalidad queda reducida a algo mecánico, rutinario, el deporte queda sujeto al estímulo de la victoria o el récord como una fórmula para acabar con la monotonía. Se genera así una emoción artificial, no espontanea.
Esta es la historia de un equipo de niños que pierden todos los partidos pero no dejan de disfrutar y soñar, como el benjamín de Torrevelo de la temporada 2001-2002 que no ganaron un partido ese año pero en las temporadas posteriores se proclamaron campeones de liga y copa en dos ocasiones.
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